El bogavante prófugo.
ESCENARIO Y PERSONAJES
Personajes:
Luis, cocinero
María, cocinera
Vestimenta: Normal de cocinero, chaquetilla y delantal. Trapo colgando. Posible gorro.
Lugar: una cocina de un restaurante.
Atrezzo: Una mesa de trabajo. De fondo algo relacionado. Una trasparencia, quizá. Depende del presupuesto. Un par de tablas de cortar y un par de cuchillos cebolleros, uno por cada cocinero. Cortando a ratos. Utilizaran los cuchillos para dar fuerza a sus palabras.
Sonidos. Habituales de una cocina en tono bajo.
Iluminación. Normal sobre los dos actores.
Cuatro actos
En negrita los diálogos.
DIALOGOS
ACTO I
El cocinero Luis resopla y gesticula para sí mismo antes de volver a contarlos. Cierra la cámara frigorífica con gesto de enfado. Por primera vez se dirige al público.
LUIS- “No puede ser”-. Otra vez, musita entre dientes Luis. Esto es la leche. De hoy no pasa. Esto es un cachondeo. No me lo puedo creer.
Hace que busca por el escenario. Va de un lado para otro. Al no verlo mira alrededor pero no logra encontrarlo. Pregunta a una de las camareras a voz en grito en una esquina del escenario.
LUIS- ¿Alguien sabe dónde narices está el jefe?
-Vuelve a preguntar más fuerte
– ¡Esta en el mercado! Ha dicho que tardará por lo menos dos horas en regresar. Llámale al móvil. Se escucha una voz a lo lejos. La puede hacer la misma MARÍA fuera de escena.
Agarra su móvil y marca el número de teléfono de su jefe. Se acerca a su mesa de trabajo y mientras espera tono vuelve a mirar el armarito frigorífico. Pone cara de extrañeza.
-LUIS-Hola jefe, soy Luis.
Pausa de dos o tres segundos
-LUIS-Efectivamente, otra vez-,
Se sienta en una banqueta contigua
-LUIS- ¿Qué cuantos había dejado? Diez. Siempre cuezo diez por la mañana. Los que no uso los dejo para la mañana siguiente. Ayer dejé cinco. Y ahora hay tres. Joder, esto no puede ser. Yo no sé que pasa aquí.
Silencio mientras Luis se levanta escuchando a su jefe. Dos o tres segundos.
-LUIS -Los bogavantes no vuelan, eso ya lo sé. – Voz muy seria
-LUIS-Pero parece que los nuestros tienen una extraña mutación y alzan el vuelo acrobático con facilidad pasmosa. -Tono irónico
Pausa dos segundos.
-LUIS- ¿Qué hacemos? Jefe. No tenemos ningún sospechoso. ¿o sí? ¿Se te ocurre algo que hacer?
Pausa dos segundos.
-LUIS- ¿Ponemos candados en la cámara? O si prefieres podemos poner cámaras de vigilancia que hagan barrido hacia toda la zona que queremos controlar. Son muy eficaces. También podemos registrar a todos los que salen. Tendríamos que organizarnos de alguna manera para que nos enseñaran bolsos o mochilas. ¿Qué te parece? Todo con leves movimientos con la mano que tiene libre.
Pausa
-LUIS-Vale, me calmo, ok bien. Estoy tranquilo. ¿Pero algo tendremos que hacer? Digo yo. No sé es tu negocio.
Pausa dos segundos
-LUIS- ¿Te parece exagerado? Ya, pero ten en cuenta que hoy es eso y más tarde serán otras cosas. No sé, cubertería o cosas nuestras de las taquillas. Si en esta santa casa tenemos más de una clase de chorizo tendremos que saberlo por el bien de todos. Vamos digo yo.
Va y viene por el escenario.
Pausa dos segundos.
-LUIS-No, ya sé que todo eso no ha pasado. Está bien, conservaré la calma. Ok, lo que tú digas. Esperaremos.
Pausa
-LUIS- Ok, cuando vuelvas al restaurante hablamos. Venga, hasta mañan…
Pausa
-LUIS-Tengo langostino fresco. No hay problema en ese aspecto. Diré al metre que cambie el nombre de la ensalada de la carta. Venga, agur.
Cuelga el teléfono y permanece pensativo y por el lado opuesto aparece María.
Se saludan con amabilidad. MARÍA desenfunda su cebollero y comienza a trabajar.
ACTO II
-MARÍA-Ya ha empezado a venir la gente. Los franceses. Estos no saben comer a una hora normal. Todos a las doce parece que les entra el midí por la nariz. Vaya horas para comer. Yo creo que lo hacen por incordiarnos.
-LUIS-En Francia a la hora que nosotros comemos ellos cenan.
-MARÍA- Y cuando ellos comen nosotros desayunamos.
Risas
-LUIS-Solo tengo seis ensaladas de bogavante.
-MARÍA- ¿Tan pocas?
Cara de extrañeza
-LUIS-Han vuelto a desaparecer bogavantes
-MARÍA- No jodas. ¿Otra vez? ¿Y qué vamos a dar?
-LUIS-Sí. El resto serán de langostinos. Lo mismo, pero con otro marisco – con cara de seria
-MARÍA-¿Ya se lo has dicho al metre?
-LUIS-Si. Ya se lo he dicho.
-MARÍA-Aquí hay alguien que se está poniendo morado a costa del jefe
-LUIS- Y a costa nuestra también, que te recuerdo que somos nosotros dos los que los dejamos cocidos, pelados y listos para el servicio. Me voy a cagar en alguien. Y tiene que ser alguno de estos.
En todo momento se dirigen al público. Éste hace como si fuera el comedor y parte de la cocina.
ACTO III
Hablan en tono un poco bajo
-MARÍA-O sea que el metre ya sabe que faltan. Que alguien los está robando.
-LUIS- No, le dicho que me había confundido en el pedido de ayer y que para hoy solo tengo esas. Me parece que podría ser él el que los manga.
-MARÍA-¿Ese? No me lo creo. Míralo. Calvo y escuchimizado. No me imagino a nadie más delgado. ¿Éste haciéndose comilonas en su casa? ¿Estás de broma? No sé cómo el jefe lo mantiene en la sala. Si da pena verle. Míralo.
-LUIS-No ayuda nada cómo le hace vestir el jefe. Parece el empleado de una funeraria anclado en el tiempo.
Risas
-MARÍA-Sí. Va impecable,… para una persona del siglo XVIII.
Risas entre ellos
-LUIS- “Demasiado estirado. ¿Podría ser él?”,
-MARÍA- Imposible. Que no. En absoluto. Es un sin sangre. No sé ni cómo convence a los comensales de pedir los menús. Además, de hacerlo estaría más rellenito. Pero si es verdad que dice, dice, vete tú a saber, que hace muchas fiestas por ahí. Igual aprovecha para aparecer en ellas con los bogavantes haciéndose el chulito.”
-LUIS-Yo creo que vas desencaminada. ¿Este, fiestas? Como no sean de muermos.
Silencio entre los dos observando al resto de sus compañeros de trabajo.
-MARÍA- Mira a esa. “La jefa de partida de pescados es una borde. Parece una camionera. Tiene tipo de modelo de tallas super super grandes. Su vocabulario y su aspecto lo confirman a simple vista y oído. Su pelo tiene el mismo color que la grasa de la freidora.
-LUIS- Y parecida calidad de aceite
Risas contenidas.
Silencio de dos segundos.
-LUIS- Pues fíjate en el fondo. No sé qué decirte del pastelero. “Siempre anda diciendo que es la mejor ensalada de bogavante que ha probado en su vida. Es un pelota. Solo lo hace por llevarse bien con todos. No le veo llevándoselos a casa. Aunque bien mirado si tanto le gusta me imagino poniéndose ciego de marisco para merendar. Preparándose bocadillos de bogavante.”
Silencio dos segundos
-LUIS- De la que no me fio ni un pelo es de loca de la partida de carnes. Puede ser ella. Eso es. No, espera, es vegetariana. Hay que joderse. A pesar de eso, el plato de solomillo con cerezas le sale genial.
-MARÍA-Si, lo cocina como nadie.
-LUIS- Tal vez los saca para dárselos a alguien. Si se los llevara vivos pensaría, sin lugar a la duda, que ella era la mangante. Seguro que los devolvería al mar. Una vez se lo oí. Y te aseguro que no mentía. Una vez dijo que cómo íbamos a cocer un txangurro con huevas. Seguro que ha ido más lejos y lo está haciendo con los bogavantes. Los devuelve al mar. Pero están cocidos.”
-MARÍA- ¿Qué dices? Eso es mentira.
-LUIS-Se lo oí a ella misma cómo se lo contaba a alguien por el teléfono. Dijo que había cogido el txangurro y lo había envuelto en un trapo húmedo y lo había cargado en el scooter. Terminó echándolo en las rocas de al lado de la playa.
Risas de MARÍA
-LUIS-Al jefe le dijo que ese día no había txangurro porque había salido vacíos y no se podía cocinar con ellos. Es una zorra. Dejó que el jefe le echara la bronca al pescadero por eso.
–Silencio
-MARÍA-“Espera, espera, ¿no has pensado en las camareras?
-LUIS-¿Tú crees?
-MARÍA- No nos olvidemos de los de la sala. Igual es la extra que viene los fines de semana.
-LUIS-No. Ayer era miércoles. No. Es alguien de los fijos del restaurante.
Pausa para mirar en busca de responsables. Implicar a los espectadores señalándolos. Solo señalarlos.
-MARÍA- Las camareras son hermanas. Eso es. No hay nada como tener algún pariente cercano en el lugar de trabajo. Siempre vas a tener un aliado. Una coartada en forma de testimonio. Mi hermana estaba conmigo en el momento en el que los bogavantes desaparecieron, podría decir. ¿Te hemos dicho que alguien está robando, pero no hemos dicho el qué?” Le contestaría. “Os pillé.”
Risas suaves
Pausa de un par de segundos
-LUIS-Espera, espera.
-MARÍA- ¿Qué?
-LUIS-Se me acaba de ocurrir. Si te descuidas es la de la limpieza. Sí, eso es, alguien de la fregadera. Claro. Cobran poco. Los descamisados de la cocina. El trabajo más duro en un restaurante y nunca reconocido. Los lavavajillas humanos. Y no solo los platos. Nadie se acuerda de ellos hasta que alguien pasa el dedo por la campana extractora y aparece negro. Solo entonces, y las lindezas que reciben son de traca.
-MARÍA-Pero ¿qué dices? no, la de la fregadera no puede ser. Es una persona humilde pero honrada. Pondría la mano por ella. Lleva más de cinco años con nosotros.
-LUIS-Vale me parece bien, pero también es verdad que podría pasarlos para sacarse un sobre sueldo.”
-MARÍA- No espera. Lo que has dicho antes. Igual tienes razón y es la vegana de las carnes, es nueva. Eso es. Podría ser ella. No se los come, ni los suelta libres en el mar. No. ¡¡Trafica con bogavantes cocidos!! Qué bueno. Como si fuera farlopa. Tengo buen material, diría apoyada en una esquina a cualquiera que se le acercara.”
Pausa para mirar al escenario.
-LUIS- Es el pastelero, fijo. “Es un cínico”, imaginó Luis, “siempre dice lo que quieres oír. No me fio ni un pelo de él. Y los postres que hace no los prueba. Dice que tienen demasiado azúcar. Vaya profesional que no cata lo que hace.”
Pausa.
-MARÍA- La de la partida de pescados pesa más de cien kilos y no levanta dos palmos. Llena toda la partida ella sola. Y la mala hostia la lleva concentrada dentro. Bien embutida. Joder, podría ser ella. Es la persona más tóxica de la cocina. Nada le parece bien. Siempre anda hablando de hacer huelga. Lleva una camiseta con una inscripción. Yo se la he visto. Patrón al paredón.
-MARÍA-Pero saca todo el trabajo del mundo.
-LUIS- Si, pero no deja que nadie le ayude. Se piensa que es la dueña de este tinglado. Me la imagino comiendo las colas de bogavante a mordiscos, sujetas con la mano y untando directamente en el tarro de mayonesa y restregándose después la mano por la camisa.”
-MARÍA-Acuérdate de la que le montó al jefe con el tema de las propinas. Le amenazó de muerte si no cambiaba las normas y hacía participes a los cocineros de las propinas. No se corta. Delante de todos lo escupió.
-LUIS-En eso tenía razón. No sé porque se las tienen que llevar solo ellas. Como si nosotros no saliéramos a las tantas la mayoría de las noches.
-MARÍA-Ya, pero la bronca fue desmesurada. Igual roba los bogavantes como venganza. Y conociéndola ni siquiera se los comería. Seguro que los tira a la basura.
Pausa para señalar a un par de espectadores (solo señalar)
-MARÍA- “Son las hermanas. Claro. Ellas se quedan hasta cerrar. Se van de aquí a veces a las dos o tres de la madrugada. Eso es. Están solas. Hacen lo que quieren. Podría estar haciendo desaparecer también jamón y las latas de caviar. Ellas son las únicas que tienen llave del restaurante. Y entre ellas son muy cómplices. Siempre andan cuchicheando. Están todo el día maquillándose. Van de guapas y de fashion. Miran a todos por encima del hombro.
Pausa
-MARÍA-¿Qué miras? ¿No estarás pensando que soy yo?
Pausa
-MARÍA- Sabes que soy alérgica al marisco. Compartimos partida, pero todo lo relacionado con el marisco lo pruebas tú.
Pausa
-MARÍA-Espabila Luis que están entrando comandas en fila
-LUIS-No sé muy bien qué pensar, todo el personal me parece sospechoso–
-MARÍA- No se puede descartar a nadie
-LUIS- “Y el jefe…igual piensa que soy yo mismo el que está haciendo desaparecer los puñeteros bogavantes. Siempre ando diciendo que en esta cocina no hay control. O a lo mejor es él el que los está haciendo desaparecer para ponerme a prueba. Él no tiene carisma para ser jefe. Es un blando y nunca ayuda a nadie. Esta bajo la bota militar de su mujer. Es una sargento. Le trata fatal incluso delante de todos nosotros. No se corta ni un pelo. Le da igual. Para mí que todavía no sabe nada de lo de los bogavantes. A ver quién tiene narices de decírselo. Yo no. Eso seguro.
-MARÍA-Si, nuestro jefe es un blando. Siempre ha sido así. Su mujer le maltrata. Por cierto, mira por donde viene. Shhhh
-LUIS MARÍA- Hola buenos días.
Sonrisas forzadas de los actores
Giro de cabezas viéndola pasar. Pausa.
-LUIS -Es la hostia. ¿Tú le has oído responder?
-MARÍA- Si, lo ha dicho muy bajito.
-LUIS- Yo no he oído nada.
-MARÍA- No seré yo el que le diga que cierto producto de mar, en vez de nadar, vuela. Para eso tiene al calzonazos de su marido. Que el jefe apechugue con semejante misión.
-LUIS-No la trago desde el incidente del piercing.
-MARÍA- No sé de que hablas.
-LUIS-Tu todavía no habías empezado a trabajar fue hace dos años.
-MARÍA-¿Qué pasó?
-LUIS- Va de moderna la cabrona, pero luego es una asquerosa. Le obligó a quitarse el piercing a una camarera. En el comedor, delante de todos. Casi se lo arranca. Y luego va por ahí dándosela de cocinera de pro y no sabe distinguir una sardina de una antxoa.
-MARÍA-Me dejas de un aire. ¿En serio?
Afirmaciones con la cabeza
-MARÍA-Igual está haciéndolos desaparecer ella misma. Adrede se lleva los bogavantes para meterle más presión a su marido.
Mirando a los dos lados varias veces LUIS y MARÍA se dan un piquito furtivo.
-LUIS-Y el día que se entere que estamos enrollados va amontar un follón.
Miradas de complicidad entre LUIS y MARÍA
ACTO IV
El teléfono de LUIS suena. Se limpia las manos y se aleja a una esquina para poder hablar.
-LUIS-Sí, que pasa jefe.
Pausa leve
-LUIS-Ya. Sí. ¿Pero qué estás diciendo?
Pausa un poco más prolongada.
-LUIS-Ufff, me dejas de una pieza. Vale. No sé.
Cara de preocupación y sorpresa
-LUIS-Sí está controlado. Venga, nos vemos.
LUIS abre los ojos con sorpresa. Cuelga la comunicación y se acerca a la mesa de trabajo donde se encuentra todavía MARÍA.
-MARIA- ¿Qué pasa? Traes cara de circunstancia. ¿Qué ocurre?
-LUIS-Ya sé quién es el mangante.
-MARIA- ¿Qué?
-LUIS- No es el pastelero pelota. Tampoco la gorda de la partida de los pescados. Ni el metre escuchimizado. Ni la de la fregadera. No, la vegana de las carnes. No.
Pausa inquisitoria haciendo pensar que ha sido María la responsable
-MARIA-No me mires así porque yo no soy. Lo sabes bien.
Luis sonríe de medio lado.
Comienza a picar cebolla cerca de María
***
-LUIS- Tengo una sensación extraña. La de no saber nada de la gente que me rodea.
-MARIA-¿Te lo tengo que suplicar?
Luis parece bajar de la nube, pero sigue filosofando sin responder.
-LUIS-Imaginó que cada persona es un universo en sí misma y tiene una historia plagada de anécdotas, de subidas a lo más alto del optimismo y también bajadas a los más negros estercoleros.
-MARIA- Venga tío, al grano. ¿Quién es el ladrón?
-LUIS- Y yo había desconfiado de todos. Sin excepción.
Pausa
-LUIS- Nunca hubiera podido imaginar que nuestro jefe, a espaldas de su propia mujer, se dedicara a colaborar en un comedor social y a llevar, de vez en cuando, caprichos poco comunes para ciertas personas.
-María – ¿No jodas?
-LUIS- Imagino las caras.
-MARIA- Seguro que todos sonreirán al probar por primera vez un bogavante.
FIN