Con Almudena Cacho desde las ondas de Radio Euskadi. A las 12.40 preparando la Navidad con alguien muy especial.
La mamia, la piña y la nieta.
Ingredientes
375 g de mamía ya hecha (En este caso usaremos una marca comercial)
20 g de miel
10 g de azúcar
20 g de nuez pelada
Una lámina de piña fresca
Azúcar para tostar
Media nuez txiki de mantequilla
Elaboración
Bueno, esta vez ha sido una receta atípica porque he tenido una ayudante especial. Mi nieta Alma. Estaba con fiebre a la mañana, y como pasa en muchas ocasiones, no ha ido al cole, pero como también pasa en otro porrón de casos, al cabo de dos horas estaba brincando por la sala. ¿Qué hacemos abuelo, que hacemos?
–Un postre muy fácil. Tú vete vaciando las mamias que ha traído la abuela. Ábrelas y las tiras dentro de este bol especial para triturar, le he dicho.
–Vale. Aitonaaaaa, ¡¡¡que no puedo abrir.!!!
–Venga, yo te ayudo.
–Ok. Ahora vuelca los tres tarros. Pocchón hace el último y la cría se parte de risa.
–¿Y ahora?
–Un poco de miel y azúcar. Yo hecho la miel y la niña agarra el azucarero y con sus diminutos dedos hecha una pizca que dejaría con hambre hasta a una hormiga.
–Alma, te he dicho con la cuchara.
–Vale. Y ¿Ahora?
–Triturar con la minipimer. La niña se tapa los oídos. Grita muy agudo mientras se tritura. Casi oculta el ruido de la máquina. En quince segundos esta lista y según saco la minipimer y desenchufo la cría mete el dedo para probar.
Yo la miro sin preguntar. Repite una segunda vez. Información suficiente.
–¿¿Y ahora??
–Vamos a limpiar esta media piña y hacer dos tochos de dos centímetros. Ella me señala dos con los dedos. La cuadro con cuidado de evitar pieles y tocho principal. Intenta pillarme el cebollero y la paro en el acto.
–Alma, los cuchillos, por ahora ni tocarlos. Cuando seas mayor.
Cara engurruñida pero la quita en un segundo.
–Vale y ¿ahora? Pregunta con voz de pito.
Le ponemos azúcar, un poquitito en la superficie porque la vamos a dorar. Se afana en echar azúcar con la mano. Esta vez le dejo. No necesita mucho.
–Ahora aparta, le digo, que la sartén está caliente y la mantequilla derretida. Dejo que se dore por un lado y se caramelice. La cría, subida a una silla se parapeta detrás de mi brazo.
–Qué chuli, dice al ver el color dorado.–¿¿Y ahora??
–A rallar la nuez. Pero con cuidado Alma, quiero nuez, no dedo. La niña sonríe y coge el trozo más grande que le he encontrado. Ralla con mucho miedo. Apenas un par de pasadas.
–Muy bien le digo. Yo le ayudo con movimientos rápidos y ella grita ¡El dedo, el dedo! Se rie, se baja de la silla y se larga.
–Alma, que ahora hay que hacer la presentación. Con sinceridad me responde que se ha cansado y que lo haga yo. Eskerrikasko le digo, mientras se aleja en dirección a la sala. Me sonríe. No se si añadir algo de baba a esta receta. A lo mejor ya la lleva.
Chopof, chopof, jajaja
Cuidado que se puede caer.
No se prueba con el dedo, mejor con cuchara.
Cuadrando la piña.
Alma, pon la mano encima que refleja demasiada luz. ¡Aitona, que me canso!
¿¿Ya has puesto al azúcar??
Ojo que salta algo de mantequilla y te hace pupita.
Almaaaaa¡¡¡¡¡ Ven a probar el postre.
¡No me gusta la piña! Puñetera cría.