El pecio de chocolate aireado y pistacho descansa en el lecho marino. Silencio.
LOS COCINEROS DEL TITANIC
Me encuentro a bordo del barco Titanic. Debido a mi corta edad soy el último ayudante de cocina. Pero a pesar de esto, me tratan con respeto y cada día que pasa me van dando más responsabilidad. Desde ayer me han encargado de controlar el consomé. La verdad es que estoy encantado, nunca había salido de mi ciudad y además, ayer, en un descanso, estuve hablando con una camarera y he vuelto a quedar para mañana después de la comida. Se llama María y es guapísima.
Hoy es jueves día 14 de Abril del año de nuestro señor de 1912. Son las 23,40 de la noche. Acabo de ver como el consomé Olga que estoy a punto de sacar a las soperas ha temblado con fuerza. Como si se tratase del mar, la superficie de la enorme cazuela se ha agitado creando en ella una marejada particular. La he mirado con sorpresa pero sin temor. Todavía no estoy acostumbrado a esta manera de trabajar donde todo se mueve. Apenas llevo tres días de navegación y nunca antes había cocinado en una superficie tan inestable como la de un barco. He mirado con extrañeza a nuestro jefe de cocina pero este apenas se ha percatado del movimiento. Esta tan enfrascado en la cena que aunque nos pillara una ola gigante no se enteraría.
Los entrantes hace tiempo que los camareros se lo llevaron y yo estaba sacando parte de la sopa cuando sentí el temblor pero algún compañero más también lo ha notado. Nos hemos mirado con extrañeza pero no había tiempo para tonterías.
¿Está listo el cordero con salsa de menta? Brama el jefe
¡¡¡Quiero verlo en las bandejas a la voz de ya!!!!!!
¡¡Cuidado con los pollos asados, esos hornos calientan demasiado!!.
¿Donde están los camareros?, este solomillo se está enfriando,…coooño,….
Pero yo he vuelto a mirar mi consomé, soy el último mono en esta cocina y apenas me dejan hacer cosas y la verdad es que me fijo en detalles que los demás no hacen. El jefe me dijo que si el barco se movía mucho debía anclar las cazuelas a la cocina con unos dispositivos preparados al efecto y eso es lo que estoy haciendo porque si mis ojos no me engañan diría que la superficie de la cazuela se ha inclinado, levemente, ¿no? pero algo sí.
El segundo de cocina ha salido hablando con un camarero con cara de preocupación. Algún problema con algún cliente en el comedor, seguro.
Están viniendo de vuelta algúnos platos del comedor,…alguno, no,..varios,..bastantes.
El problema puede ser más gordo de lo que me imagino. El jefe de cocina también se ha ido,. pero ha vuelto enfrascado, hablando con el metre. El servicio está parado. Aprovechamos para preparar y adelantar los siguientes platos y cuando voy a la cámara noto que me cuesta llegar a ella,…como si estuviera en cuesta. Vuelvo a toda prisa a vigilar mi consomé y en efecto, este se ha inclinado unos buenos grados. Fue la primera vez que sentí miedo. ¿Qué pasaba fuera? La nave se había inclinado hacia el mismo lado y seguía haciéndolo. ¿Qué le sucede al barco?
Hacía más de una hora desde que note el temblor. Pero yo soy cocinero y no voy a abandonar mi cocina. Pase lo que pase. El consomé se ha inclinado y comienza a derramarse. Mi pequeño océano se está cayendo,…mi mar se está rompiendo, la luz se ha ido, no puedo abandonar, mi mundo se tambalea. En mi mente, mis padres,..María,.. la oscuridad es absoluta, se oyen gritos por todos los lados. Durante unos segundos vuelve la luz pero en apenas unos instantes se vuelve a ir. La oscuridad es total. Estoy muerto de miedo.
Me encuentro agarrado a la cazuela que se ha desbordado por completo e intento no estrellarme contra las paredes,…se oye entrar agua. Un cocinero nunca abandona su cocina,…dios mío,..que fría esta el agua,…………………_.._…._._._.._.._…._._..__…_._
Todos los cocineros, camareros, barmans, ayudantes, pinches y marmitones murieron aquella noche. Cada uno de ellos vio pasar por su imaginación sus consomés particulares, tambaleándose, inclinándose hasta derramar.
Ojala ninguna sopa, caldo, o crema vuelva a derramarse.
Ojala todos los oficios manuales sean declarados trabajos de primera y tengan un bote salvavidas donde poder guarecerse.
San Sebastián a 14 de Abril de 2012. Son las 23,40, el servicio está terminando.
Bueno, sirva de consuelo que desde la desgracia del Titanic todas «las almas» tienen su sitio en un bote. Es más, no sólo en uno si no en dos, uno en cada banda, por si la escora del barco o el fuego hiciera impracticable el abandono.
gracias por la información, eso no lo sabia
Muchas gracias por el viaje… ha sido muy interesante sumergerse en una nueva perspectiva de la catastrofe…
Muchas gracias a sido una bella manera de comprender todo el amor que estan dispuestos a entregar los cocineros de alma en su cocina.