Como se hace una alubia
Hacer cosas con moldes siempre me ha parecido una cosa bastante encorsetada. Todo lo que parezca hecho con molde nos da la impresión de trabajo mecánico, de cadena de montaje donde el componente humano se robotiza, se vuelve maquina y esa sensación de deshumanización oculta la verdadera esencia de la artesanía donde cada uno saca lo mejor de si mismo, donde se trasmite la esencia de una perfección imperfecta por la simple razón de que no se pueden hacer dos piezas iguales si estas salen de las manos de un persona.
Aquí radica la magia de esa pieza fantástica, irrepetible, que es fruto a veces de la casualidad, de la imaginación momentánea, de ese instante inconcluso, que afortunadamente no se puede repetir. Una pieza única.
A una maquina o a un molde no le afecta el tiempo, el estado de animo. Ese momento de genialidad que hace cambiar la forma, la textura o el color y hace que la pieza sea única, eso, solo lo puede hacer una persona.
Y para hacer este plato teníamos que echar mano de una de nuestras palabras preferidas, la contradicción.
Hacer un plato dedicado a la alubia para acompañar a un pescado.
Llamamos a nuestros amigos de la Escuela de Ingenieros (Tecnun) para que basado en la alubia mas bonita que encontramos nos desarrollaran moldes de alubia. Algo tan curioso y divertido que nos hizo olvidar todo lo anteriormente dicho.
Foto de Mikel Alonso. 2007.
Sirve para hacerte un molde de tu p. y comertelo en familia junto a tus hijos y si invitas a tus suegros mejor. Un molde de tu perro queria decir, de chocolate a poder ser y como un kinder sorpresa lleno con regalos en el interior.