AYER TUVE UN SUEÑO. Paginas 104,105,

Las que faltan del libro del menda, RENUEVA TUS RECETAS SENCILLAS. Lo presento el proximo dia 30 Noviembre 2011 en el Museo de San Telmo, aqui en Donosti.

pags 104 105 ahi te van

AYER TUVE UN SUEÑO

Ayer tuve un sueño increíblemente real.

De deseo real, de apariencia engañosamente verdadera. Cuando me levante corrí al ordenador  a contárselo con todo el detalle que logre recopilar porque hacía mucho tiempo que Morfeo no me obsequiaba con una sensación tan agradable. Los sueños son increíblemente efímeros y duran en tu mente lo mismo que una escritura en la arena mojada al borde del mar. Justo el tiempo que tarda en llegar la siguiente ola y borrarla por completo.

Estábamos en la parte vieja y descubría que mi padre vivía. Tenía el mismo aspecto que tenia la última vez que lo vi, con una cazadora azul, pantalón gris y zapatillas de deporte. Pequeño, enjuto, de humor satírico e inteligente y con sonrisa amable, pero serio de apariencia. No había duda era él. Había pasado mucho tiempo pero se conservaba igual que aquel ultimo estúpido día en que estuve con él y como no, me pregunto por las cuentas en mi trabajo. ¡Como le gustaban los números!

Curiosamente me lo presentaba alguien con una frase algo ridícula,… ¿te acuerdas de él? Como si fuese una persona ajena a mí, como si fuera un amigo intimo que se hubiese ido a vivir a un país distinto y lejano.

Comencé a hablar con él y a contarle mis últimas novedades pero él me interrumpió y empezó a contarme una historia que al principio y por el aspecto de su mirada deduje que no le estaba siendo fácil, que se sentía incomodo. Tuve la extraña  sensación que  durante este tiempo hubiera intentado ocultar algo, a sabiendas que a mí me iba a parecer  mal. Nada más lejos de la realidad. Quizá todavía en su interior quedaba algún rastro de duda.

Cuando murió mi madre él había intentado rehacer su vida y lo había conseguido. Había encontrado una mujer alta y morena quizá de los mismos rasgos psíquicos que mi madre pero de aspecto físico muy diferente. Era alta y sobre todo muy joven de una dulzura y trato exquisitos.

Conversando animadamente salimos de la zona vieja y nos dirigimos a la playa de Gros mientras me contaba porque había desaparecido dando extrañas razones que no lograba entender.

La siguiente escena de este cortometraje se desarrolla en la misma arena y ahí me relata lo más importante de esta prórroga que la vida le había regalado. Si, se había casado pero además  había tenido dos hijos que por onírico arte aparecen detrás mío correteando por allí.

Una niña de unos 8 años y un niño de la mitad de su edad. Ella alta con melena desordenada probablemente de color castaño y el de un aspecto que sinceramente no recuerdo con más detalle. El, con un aspecto que no acierto a esclarecer en mi memoria.

Tampoco recuerdo si hablaba con la mujer de mi padre pero si recuerdo como la niña me contaba que su madre ya le había explicado que yo era su hermanastro y también tengo nítido que la abrazo y siento como su pelo me rodea la cara

Mi padre se pierde entre el salitre de las olas que golpean la playa, paseando por  la orilla con su nueva familia. Se le ve contento y pasea rápido como yo recuerdo que le gustaba hacer. Su nueva mujer le rodea con facilidad su brazo por encima del hombro y a su hijo no acierto a divisarlo.

Hace sol pero no calor. Hay mucha luz y el reflejo en la arena se hace molesto. Cada vez los veo más lejos,…

Lo más nítido de toda la historia es la palabra hermanastro susurrada por la niña y su sensación de paz, de paz interior. Palabra extraña que parece que debe conllevar problemas, situaciones límite, convivencias problemáticas, pero nada más lejos que la sensación que me dejo esta noche. Nunca había disfrutado tanto con esta palabra. Fue algo distinto, que apenas dio otra sensación que placer.

Agur hermanastra, espero verte algún día cruzando la calle, compartiendo charla y algún pintxo en algún olvidado bar, compartiendo  una existencia que no existe, partiendo algún piñón y volviendo a sentir tu pelo por mi cara. Espero que la próxima vez que nos veamos seas tan alta y prudente como tu madre y que algún día tus sueños y los míos se vuelvan a cruzar y me cuenten una historia imposible de amor, con personas reales que te cuiden, que puedas cuidar a alguien, que hagas de tu vida una historia irrepetible, y que no tenga bucles de tiempo que no hacen más que enredarlo todo. Que no hacen más que remover historias que como el polvo quedan suspendidas en el aire pero que jamás puedes atrapar.

El mar vuelve a borrar la huella.

Agur hermanastra.