RENUEVA TUS RECETAS DE SIEMPRE Editorial Everest
Cuando diseñamos un plato siempre terminamos haciéndolo. Aunque dudemos de su viabilidad, de marchar en uno u otro sentido, siempre lo hacemos. Es la mejor manera de dejar de dudar.
La duda siempre ha creado ansiedad. A veces con un simple cosquilleo juguetón y otras con zozobras de tales dimensiones que pueden hacer de la decisión un proceso insuperable.
Ser o no ser. Izquierda o derecha. Par o impar.
Siempre hay que sopesar los pros y contras pero una vez sopesados hay que decidir si hacer o no, intentando minimizar los riesgos pero sin llegar nunca a extremos porque si no siempre nos quedaríamos sin llegar a ningún lado.
¿Y si nos equivocamos?
Si erramos no pasa nada. De verdad, te lo digo en serio. No pasa nada.
La situación que te acompañara toda la vida y que no te podrás librar de ella, será la de pensar,…si lo hubiera intentado.
Lo mejor es que te recuerden como el que lo hizo bien, pero si no es así, es mejor que te recuerden como la persona que lo hizo mal, que como la que no lo intento.
De casi todo se puede llegar a salir. Del agujero más profundo se puede salir si te has equivocado. Del que no se puede salir es de la ocasión que no se tuvo oportunidad de estar, de la que decidiste no llevar a cabo porque no se tuvo el valor suficiente de intentarlo.
Tengo serias dudas de cómo terminar estas líneas. Me doy cuenta que me regodea tanto dudar como decidir.