titulado RENUEVA TUS RECETAS DE SIEMPRE Ed Everest.
Chocolate ahumado y helado de levadura. 1997.
El primero, la vista. Llega el plato y lo primero es verlo. Dejar que sus formas, brillos, colores y volúmenes te engatusen. La primera sensación cuenta mucho. La vista es el primer juez
Lo segundo será olerlo. Disfrutar con el aroma embriagador que el plato nos va dejando. Es el sentido más delicado, el olfato. El único sentido que se cansa.
El tercero será tocarlo. El roce con los dedos se vuelve mágico. El plato más sensual es el puede comerse con las manos. Sus texturas recias o suaves nos harán predisponernos al cuarto
Que no es más que oírlo en todas las tonalidades que el mismo nos quiera contar. El crepitar de una temperatura violenta. El crujir sonoro de alimentos en la boca se amplifica. Es tu propio concierto interior.
El quinto será uno de los más importantes, Degustarlo. Dejar que tu lengua se vuelva examinadora de lo que corre por tu paladar. Apreciar todos los matices, las texturas, las temperaturas, si el alimento crujirá o por el contrario será gomoso. Apreciar lo dulce lo salado y lo picante. En la lengua se resume toda la esencia del producto. Su permanencia será el recuerdo más nítido
Y por último el sexto sentido, el que hace que ese plato se grabe en tu mente y se vuelva inolvidable. El sentido que logra un recuerdo imborrable en la memoria. El sentido que vuelve mito y leyenda un plato. La sensación de haber experimentado algo único en la vida.
Pasara mucho tiempo pero aquel plato que probé en compañía de la persona adecuada jamás podre olvidarlo.¿Pudo ser Chocolate ahumado?, pudo, la verdad es que eso me parece, aunque no soy yo el más adecuado para opinar de un plato mio.
LA LEYENDA DE UN PLATO