105 años de arroz con vida

105 años de arroz, con vida, con leche, con limón

Despierto dormido en una semana pequeña de recuerdos, grande de fiestas y la visión de un mar batido por las olas pequeñas, como su persona.
Despierto con la casualidad que tantas veces nos sorprende por su marcada originalidad.
Despierto con luces de muerte en su sitio, perfectamente colocada.
Guardo gratos recuerdos de su menudez, de su desparpajo, de su fuerza, de su arroz con leche.
Despierto y creo en personas como ella
De recia estampa, decidida y agolpada por abundante descendencia de profusa mirada serena.
Despierto oliendo la canela de un arroz que se vuelve denso por momentos
El se marcho hace tanto tiempo que casi se desliza por el peine de mi memoria
Y testigo de tantas primaveras vuelvo a decir que su genio estuvo a la altura de su figura, y
que su porte fue más natural que forzado, que sus manos no dejaron de hacer nunca, de revolver un arroz con leche trufado de vida, enriquecido con siglos de menos de 100 años, de sonidos de pianos olvidados, de caricias entre tantas manos, cocinado con esmero, a fuego muy suave para que el aroma de familia y de arroz se entremezclen.
Te recuerdo delante del espejo maquillándote para salir, para estar guapa, mientras el arroz con leche hervía en la cocina de la vida creando, criando, educando, borboteando levemente.

Por cierto, ¿Rallamos ya el limón por encima amoña? Encarnación Ceberio “la amoña”, por supuesto. Y que no se te olvide un poquito de sal antes de sacarlo del fuego. Es un truco fundamental,…eso no lo olvido.
Arroz con vida, con leche, con limón,…