La puesta en escena de un plato.
Primero, lo más importante, piensas el concepto, lo que quieres contar en el plato. Después, una vez decidido qué vas a dar de comer, viene la parte más visual. Llega vestir al modelo que hemos elegido. Un buen traje negro con pajarita, un pantalón acorde, una blusa vaporosa, una falda de vuelo amplio, un vestido sugerente, un afeitado a medias con ese toque varonil y seductor, un zapato de tacón, una melena cuidada, una combinación de colores acertada, un peinado acorde, una escote medido.
Todo para realzar un cuerpo bonito.
En cocina pasa muy parecido. El cuerpo, la materia prima. El vestido, la vajilla. Que sea equilibrado, sin estridencias, ni extravagancias. Acorde a lo que se presenta. Acomodado a la forma del modelo. Que resalte sin tapar, que oculte con elegancia, que disimule con prudencia.
¿Os imagináis un plato dedicado al circo?
Una carpa de circo de cartón tapa el plato. Yo ya tengo decidido lo que va dentro. ¿Y vosotros?
