Mas paginas que faltan,…del libro RENUEVA TUS RECETAS DE SIEMPRE- Ed Everest.
El foton de Mikel Alonso habla por si solo.
Cocina y sexo. Cuestión de cantidad.
Follar y comer. De la primera se puede prescindir durante por lo menos un año,…o cien. De la segunda apenas una semana. Comemos tres veces al día y esas tres veces firmaríamos por que fueran semanales. Si comes poco te vas quedando delgado,..si follas mucho también. Si comes mucho engordas y si follas mucho haces engordar.
Hacer el amor alimenta el cerebro. Comer también.
Pienso en el sexo de la que fue la primera vez y lo único que recuerdo es la imagen de ella sonriendo.
Pienso en la comida y la primera imagen es la de un pecho rebosante, el mismo que me incita a ella.
Me cruzo entre el alimento y el sexo. Se entremezclan sensaciones opuestas y a la vez complementarias unidas hacia un mismo fin: el placer. El de la supervivencia. El de la sensación agradable de vivir.
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Nos alimentamos para subsistir. Vivimos para hacer el amor. Comemos por puro placer. Follamos para sobrevivir. El placer de amar como supervivencia y la necesidad vital de comer para no morir.
TEORIA DEL ARTE DE AMAR, FOLLAR Y COCINAR
Pocas teorías existen que afirman que el hombre no pueda referirse al arte como sensación placentera, como actividad que produce bienestar y felicidad.
Porque señores, hacer el amor es un arte, efímero como el comer. Deleitarse con unas caricias inigualables que recorren tu cuerpo y te hacen estremecerte es parecido, por no decir igual, a dejarse alimentar por un maestro de la cocina.
Los profesionales de la cocina están reconocidos, los del sexo no tanto. Porque, si ambos nos provocan placeres tan similares?
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Oído. Sentido sexual por el que reconoces y diferencias. Te oigo claramente pero prefiero que me susurres al oído, me excita que lo hagas.
La vista, tus ojos. La insinuación es mucho más excitante que la desnudez. Me gusta contemplarte sin ropa o mejor con poca.
Tu olor deprende fuerza pero me quedo con tu aroma. Tu olor es más característico que tu cuerpo.
Me encanta lamerte por tu sabor sensual pero prefiero saborearte. La lengua reconoce estados de pasión.
Tu tacto es sensual, tus caricias me envuelven pero me quedo con el roce imperceptible de tus de dedos.