Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.
Así comienzan los versos de Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada ( 1515-1582), más conocida por Teresa de Jesús, religiosa y grande figura de la poesía enclavada en misticismo clásico del siglo XVI. Fue figura estelar de la corriente junto a San Juan de la Cruz. Sirvan estas palabras como pequeño homenaje a todos los poetas que utilizan las palabras para dejar volar nuestra imaginación. Excusa perfecta para hacer estos dulces tan maravillosos.
Lo contaremos este sábado a las 12,40h. Con Almudena Cacho desde las ondas de Radio Euskadi.
Yemas de Santa Teresa
12 yemas
200 g de azúcar
100 g de agua
Azúcar glas
Ralladura de un limón
Elaboración
Batir levemente las yemas en un bol amplio. Reservar el tiempo necesario para hacer el siguiente paso.
En un cazo a parte mezclar el azúcar con el agua y sin remover dejar que llegue a 105ºC.
Ir agregando esta mezcla en forma de hilo. Dejar una preparación homogénea y colarla. Después pasarla a un recipiente para llevarla al fuego suave hasta que espese. Esto llevara un rato en el que no se puede abandonar la cocina por razón alguna, ni para mirar la televisión, ni el móvil y quedarte embobado, etc. Cuando este un poco espesa verter en una bandeja engrasada y dejar enfriar.
Hacer pequeñas bolas y rebozarlas por azúcar glas o mejor con azúcar en grano. Si quieres una capsula de papel, tu mismo.
Disponer sobre trozos de fruta