Xabier Gutierrez Cocinero
Inicio > Pensando... en voz alta > LOS COCINEROS DEL TITANIC 2ª parte.

LOS COCINEROS DEL TITANIC 2ª parte.

Los cocineros del Titanic 2ª parte

14 de Abril de 1912. 16 horas.

Sí, paradójicamente, la brisa,  era lo que más echaba en falta.  Y eso que estaba en un barco. Pero el interior del mismo era muy distinto a la cubierta. En la cocina pasábamos un calor infernal y las pocas horas que teníamos libres las dedicábamos a estar en la litera del camarote o bien a salir a la pequeña cubierta que teníamos a nuestra disposición en la popa de la nave. Y allí, entre el ruido  de las hélices rugiendo y la brisa pegándote en la cara con fuerza, teníamos nuestro momento de asueto. El mar era nuestro azul testigo. Monocromo de ilusión de llegar a destino. Un destino con mucho de esperanza. Yo no quería pasarme la vida cocinando en un barco, yendo y viniendo, quería tener mi propio restaurante, y aquel país era el sitio adecuado. Trabajaría duro y lo lograría. Lo sé seguro. Dispongo solo de mis manos pero estas van a ser instrumento más que suficiente para llegar donde quiero. Primero, trabajar sin descanso para sacar dinero y luego, con el tiempo, intentar dar el salto e intentarlo.

Aquella tarde nos habíamos reunido en cubierta con los compañeros de la cocina y las apenas dos horas de las que disponíamos transcurrían entre cigarros mal liados e intentos de comenzar conversación con un grupo de camareras que se situaban en el lado opuesto de la cubierta.

Dos días antes había entablado conversación con una de ellas mientras asistíamos a la reunión con los jefes de cocina y sala a la espera de instrucciones para la travesía.

Apenas un par de palabras, dos frases que me sirvieron para romper el hielo. Ni siquiera me dijo su nombre. Pero fueron suficientes para ver en ella algo que me cautivo: su sonrisa. Tenía el pelo recogido en un pequeño moño situado muy abajo, casi en la nuca, pero se insinuaba una melena larga de un color castaño claro. Sus ojos eran brillantes y parecían hacer juego con el color de su cabello.

Yo soy tímido y soñador pero aquella vez tire fuerte de mi sentido pragmático y pensé que no tendría muchas más oportunidades de tropezar con ella. El día 16 llegaríamos a puerto y entonces cada uno giraría su propio timón y tomaría un rumbo distinto y desaparecería para siempre.  Tenía que ser ahora o nunca. Lo dude un instante, una fracción de segundo, pero no, estaba decidido, no quería pasarme otra noche pensando lo que debería haber hecho sin tener el valor de hacerlo.

Con la idea en la mente y alguna disculpa que tendría que inventarme durante los apenas 20 metros que nos separaban, me levante, tire lo que sobraba del cigarrillo por la borda, me ate la chaqueta azul de punto que mi madre me bordo hace ya unos años, me atuse el pelo inútilmente pues la brisa me lo alborotaba con tozudez y con paso ligero me encamine hacia el grupo de camareras que se encontraba justo enfrente nuestro.

Podía notar en la nuca como me miraban con extrañeza el grupo de cocineros con los que me encontraba.

Diez, nueve metros, ocho, siete, piensa joder, piensa, el tiempo y la distancia se te están acabando. Todo lo que la mente puede llegar a pensar en 20 zancadas decididas. Apenas unos segundos que pueden cambiar tu vida.  Recuerda que fue lo que hablasteis ayer,…que te dijo,…

Dos de ellas se volvieron levemente y miraron de reojo como me acercaba,… apenas estaba a dos metros. La suerte estaba echada. En aquel preciso instante ella se separo del grupo y se asomo por la barandilla quedándose con los ojos cerrados delante del mar y de espaldas a mí. Los dioses me habían escuchado, de un plumazo y como por arte de magia el grupo se había reducido de 7 a 1,…

Su moño me miraba como un ojo trasero interrogante.

-Hola.

-Ella giro la cabeza sin que el cuerpo lo hiciera. Vestía una falda gris y tenia puesta una blusa más oscura que le llegaba y protegía su cuello junto con una bufanda gruesa que ondeaba al viento como si de una bandera se tratara.

-No te había visto.- respondió ella girándose por completo y dando la espalda al mar.

-¿Cómo te fue el primer día de trabajo?- pregunte. No estaba mal me dije para mí mismo, nada original pero bien.

-Muy cansada, pero muy contenta, sobre todo al final porque simplemente me he aprendido donde están la vajilla, los tenedores,…solo por eso, muy bien-  Sonrió con naturalidad.

-¿Tu que tal en la cocina?, lleve unos bandejas maravillosas ayer,  las hiciste tu? Tenían una pinta maravillosa.

-Bueno, respondí, ayude a hacerlas. El jefe no me deja terminarlas. Hoy me ha prometido que si todo va bien me encargare del consomé,…eso ha dicho por lo menos-

-Me encantaron los canutillos, ¿Sabes la receta? me pregunto ella.

-Sí, esa sí y es fácil. Mentí con rapidez

Una voz del interior del comedor contiguo llamo con determinación e interrumpió con brusquedad nuestra conversación.

Ella se apresuro a decir,-me tengo que ir, me están llamando-

Se alejo apenas un metro, se paró un momento. Se dio la vuelta y con su sonrisa me soltó.

Mañana nos vemos, ¿me prepararas la receta?

-Sí, le dije con cara de alelado, si,…-no sé cómo te llamas le pregunte mientras se reunía con sus compañeras-

-María, me digo en tono alto mientras se alejaba,…

-Albert, susurre entre dientes sin intención de que me oyera.

Desapareció tras la puerta con su bufanda ondeante.

Mis compañeros de trabajo aplaudieron la teatral escena.

Volví con mi grupo y entre algunas risitas uno de ellos me dijo

-Tranquilo tío, tenemos mucho viaje por delante. Ya volverás a verla.

Necesito un lápiz y un papel. Necesito urgentemente un libro de cocina porque no sé si el jefe me dirá la receta. Mañana tengo que tenerle preparada la receta de los canutillos. No puedo fallarle.

Canutillos de crema. Del libro, Principios básicos de repostería. Ed Progensa 1989.

Ingredientes:

Artículos relacionados
DI NO A LA GUERRA. 17 JUNIO 2023
2ª EDICION-EL REFUGIO DE LAS MARIPOSAS. SUPER BIEN. DICIEMBRE 2022
EL REFUGIO DE LAS MARIPOSAS. PRÓXIMO 19 OCTUBRE 2022
TIBURCIO, EL TIBURÓN COCINERO. PRÓXIMO 19 ENERO 2022

Deja un comentario